El roble albar es similar al roble, pero se puede diferenciar fácilmente porque presenta las hojas unidas por medio de un peciolo de buen tamaño y las bellotas aparecen sin pedúnculo o con un pedúnculo muy corto. Es por ello que el roble albar también recibe el nombre de roble peciolado. Es un árbol de buen porte, que puede llegar hasta los 35 metros de altura y 1.000 años de longevidad, aunque en Ancares suele ostentar portes menores. Al igual que la mayoría de las especies que pueblan las laderas de Ancares es un árbol caducifolio, es decir, pierde sus hojas antes de la llegada de los primeros fríos del invierno, por lo que sus bosques aparecen tapizados porp una alfombra de hojas secas. Su único tronco y su copa amplia y equilibrada le dan un aspecto noble y elegante.
Tiene una corteza marrón y muy rugosa en el tronco, tornando a castaño, y lisa en las ramillas. Sus hojas se asientan en las ramas a través de un peciolo bien visible, son de color verde oscuro y sin pilosidades por el haz, siendo más claras y con pequeños pelillos en el envés. Las hojas son generalmente más largas que anchas y están ligeramente lobuladas, con una longitud de 5 a 13 centímetros, y presentan grandes variaciones en su forma según sean ejemplares adultos o viejos.
El roble alar es un árbol monoico, es decir, todos los individuos presentan flores masculinas y flores femeninas. En primavera aparecen las flores masculinas en racimos colgantes llamados amentos, de 3 a 9 centímetros, mientras que las flores femeninas aparecen en pequeñas inflorescencias de dos a cinco flores que se asientan directamente en la ramilla o a través de un muy pequeño pedúnculo, al igual que lo harán posteriormente las bellotas. Estas son de un tamaño notable, con una longitud aproximada de 1,5 centímetros, y están cubiertas en su lado proximal por un caperuzón formado por escamas imbricadas. Tras madurar y caer al suelo la bellota perderá este caperuzón antes de germinar.
Estas bellotas son un recurso de primer orden en los otoños e inviernos del bosque ya que sus producciones son muy altas y muchos animales, además de consumirlas, las almacenan para el invierno. En este proceso pierden muchas bellotas ayudando así a la dispersión de las mismas.
Al igual que el resto de especies de su género el roble albar tiene facilidad para hibridarse con otras especies de ese mismo género, y así el roble rosado es un híbrido de roble pedunculado y roble albar común en Ancares.
El roble albar no presenta la dependencia de la humedad que encontramos en el acebo y aparece en lugares de humedad media a escasa. De hecho, en Ancares forma bosques tanto en laderas de umbría como en laderas de solana, además de aparecer también en otros bosques caducifolios del área.
Tanto la madera como los frutos y corteza contienen gran cantidad de taninos que se utilizan para el curtido de pieles. Su madera ha sido muy estimada en carpintería, ebanistería y para la elaboración de carbón vegetal, esta valía como combustible le supuso una muy fuerte presión deforestadora en siglos pasados, especialmente unido al desarrollo de la industria de herrerías de Ancares.