Las escobas se corresponden a una variedad de especies del género Cytisus, muy similares a los ojos del profano pero de fácil identificación si uno se fija atentamente. En concreto en Ancares podemos encontrar tres especies: la escoba (Cytisus striatus), la escoba negra (Cytisus scoparius) y la escoba blanca (Cytisus multiflora). La escoba y la escoba negra son muy similares entre ellas y algo más diferenciadas de la escoba blanca, que tiene un color verde más ceniza.
Las escobas son arbustos entre 0.5 y 3 metros, con tallo leñoso y una forma típica de V con multitud de ramas casi verticales y paralelas. Las hojas son pequeñas y no destacan de los gruesos tallos. En los tallos jóvenes las hojas son trifolioladas, es decir, formadas por tres foliolos (especie de pequeñas hojas) unidas en su base, y se asientan sobre un largo pecíolo o rabido de hasta 13 milímetros. El folíolo central suele ser más largo que los laterales, con una longitud de hasta milímetros, aunque al igual que el resto de las medidas es variable en función de la especie de que hablemos, especialmente destaca la escoba blanca, que tiene pecíolo algo más corto y sobre todo los folíolos mucho más cortos, además de que presenta también hojas trifoliadas en la base de los tallos jóvenes.
Las flores son similares a las de una alubia, con un pétalo superior dispuesto en vertical, llamado estandarte y una especie de quilla inferior formada por dos pétalos y envuelta a su vez por otros dos pétalos laterales, llamados alas. El tamaño de estas flores llega a 2,5 centímetros en la escoba y la escoba negra, siendo de la mitad de longitud en la escoba blanca. También en el color se diferencian las dos primeras, con flor amarilla, de la última con flor blanca. Los frutos son vainas, que contienen entre 1 y 13 semillas y que sirven para diferenciar las tres especies. El fruto de la escoba tiene una longitud entre 1,7 y 3 centímetros y una anchura de entre 7,5 y 12 milímetros, contiene entre 2 y 8 semillas y está recubierto por unos pelillos blancos largos y densos que ocultan sus dos caras. La escoba negra tiene un fruto mucho más alargado, con una longitud de hasta 5 centímetros y un ancho similar al de la escoba. El fruto de la escoba negra no tiene pelillos en las caras, aunque sí en los márgenes, y puede encerrar hasta 13 semillas. Finalmente, la escoba blanca tiene un fruto de entre 1,5 y 3,1 centímetros de longitud y de 5 a 6,5 milímetros de anchura, con pelillos cuando es joven y casi sin ellos cuando está madura pudiendo contener entre una y siete semillas. Cuando están maduros los frutos se abren longitudinalmente, causando un ruido fácil de oír en verano en escobonales y piornales y dejando caer las semillas al suelo.